Política

Escala la pelea del peronismo ¿hasta dónde puede llegar Kicillof?

El gobernador busca sostener su autoridad política y la ruptura se tornó un escenario probable con las listas seccionales como punto caliente. ¿Habrá margen para restablecer la paz?

Nota de Gabriel Sued en Cenital

Axel Kicillof va a jugar. Sin la posibilidad de ser candidato en estas elecciones, resolvió aprovechar este turno electoral para confirmar que se convirtió en el conductor de una fuerza propia y que, como gobernador en su segundo mandato, tomará decisiones como jefe político de su distrito, la provincia de Buenos Aires. Aspira a hacerlo sin romper con Cristina Kirchner, un camino de cornisa cada vez más estrecho. Evitará para eso la confrontación directa y no tomará decisiones que permitan señalarlo como responsable de una eventual ruptura. Pero hará lo necesario para sostener su autoridad, incluso si eso implica, a partir de las reacciones de sus adversarios internos, una división del peronismo. El quiebre se tornó un escenario probable, reconocen dirigentes al tanto de las negociaciones, aunque todos admiten que todavía pesan más los incentivos para conservar la unidad. Las listas colectoras aparecen como un recurso para resolver reyertas municipales.

Las próximas horas son decisivas. El gobernador aguarda una definición sobre la suspensión de las PASO provinciales, en la sesión convocada para el jueves 3 de abril, para avanzar de inmediato con una estrategia que resisten Cristina y Sergio Massa: el desdoblamiento electoral, la realización de los comicios provinciales y municipales en una fecha diferente a los nacionales. La Constitución bonaerense faculta al gobernador para hacer la convocatoria. La negociación que llevaban adelante los tres sectores más importantes del peronismo bonaerense quedó interrumpida el miércoles pasado, a partir de la presentación de un proyecto del cristinismo para convocar a elecciones concurrentes. Es decir, para que los comicios provinciales y municipales se hagan el 26 de octubre, el mismo día que los nacionales, aunque en urnas separadas.

En la gobernación dicen que la iniciativa, con las firmas de la senadora cristinista Teresa García y de la massista Sofía Vannelli, entre otras, equivale a una declaración de guerra. Argumentan que Kicillof había accedido a negociar una estrategia electoral integral en un formato impuesto por Cristina, sin que ella siquiera estuviera presente en las conversaciones, y que el proyecto de concurrencia se presentó sin aviso previo en un intento por dinamitar un eventual acuerdo.

En los días previos a la presentación de la iniciativa había habido dos encuentros en la gobernación. Del primero, el domingo pasado, participaron el gobernador, Máximo Kirchner y Massa. “Fuimos a una mesa en la que estábamos en minoría y así y todo la rompieron”, sueltan en la gobernación, y acusan además al cristinismo y a Massa de haber dejado trascender los detalles del encuentro pese a que habían acordado mantenerlo en reserva. “Hay una lealtad no correspondida”, dicen en el círculo de confianza de Kicillof, sobre el vínculo con la presidenta del PJ.

Los dirigentes que conduce Cristina responden que el gobernador intenta victimizarse y que el proyecto de concurrencia sólo se presentó para exponer una posición política, así como la diputada Susana González, cercana al gobernador, había presentado una iniciativa de suspensión de las PASO. Le reprochan, además, haber mandado a sus diputados a dar quórum el jueves 20 de marzo en una sesión para suspender las primarias, convocada por La Libertad Avanza (LLA). Idas y vueltas que confirman una relación quebrada. Cristina y Kicillof no hablan hace meses, pese a los intentos del gobernador por concretar un cara a cara. “No tengo problema en reunirme con él, pero los temas de la provincia los tiene que acordar con el presidente del PJ bonaerense”, mandó a decir Cristina, cuando la vicegobernadora Verónica Magario le comentó a la jefa del bloque de Unión por la Patria (UP) en esa cámara, Teresa García, que el gobernador quería verla. Antes había habido acercamientos entre interlocutores varios. Los intendentes Federico Achával (Pilar) y Federico Otermín (Lomas de Zamora) armaron un canal que había logrado avances. Todo quedó en la nada, por ahora.

La vocación de Kicillof de tomar decisiones como jefe político de la provincia podría traducirse en escenarios diversos, que podrían conducir o no a un quiebre, según cuál sea la reacción de Cristina, Máximo, Massa y compañía. El escenario más probable es que avance con el desdoblamiento, incluso sin el acuerdo del resto de los actores de UP. “Va a fijar la estrategia como hacen los otros 23 gobernadores. El que se quiera sumar, tendrá su espacio”, dice un ministro bonaerense, y deja la puerta abierta a una ruptura, esto es, a que haya dos listas del peronismo en las elecciones bonaerenses, una que responda a Cristina y otra a Kicillof. El dirigente señala que al margen de cuál sea el desenlace de la pelea, el gobernador ya consiguió un avance. “Terminó con la práctica de que las listas se confeccionaban casi en secreto en el Instituto Patria”, dice.

En medio de la disputa, Kicillof recibió el jueves pasado a Juan Grabois y a la plana mayor de su fuerza, Argentina Humana. Es un encuentro que hacen una vez por mes y no implica un respaldo al gobernador en la pulseada interna, aclararon cerca de Grabois. De hecho, esa fuerza impulsa una estrategia opuesta a la de Kicillof: PASO y elecciones concurrentes. Eso sí, un participante de la reunión anticipó que si el gobernador avanza con el desdoblamiento, no habrá reproches: “Juan no lo va a tratar como un traidor, como seguramente hará La Cámpora”. En su estrategia de desdoblamiento, Kicillof sí logró el miércoles el respaldo de la Liga de Intendentes radicales y el viernes de 45 intendentes de UP sobre un total de 84.

Otro escenario probable es que ante el peligro latente de que una división provoque una derrota con daños para todos, haya acuerdo, sea con elecciones desdobladas o concurrentes. Para eso, deberán consensuar además, un mecanismo para la definición de las candidaturas. Si Cristina Kirchner encabeza la boleta nacional, el cristinismo ya avisó que el segundo lugar quedará para alguien del gobernador. Una candidatura de la presidenta del PJ le acota el margen a Kicillof para armar rancho aparte sin quedar como el responsable de una ruptura. Lo mismo si la Justicia le impide ser candidata. En cambio, si ella intenta ser la gran electora y definir los nombres principales de la lista, abrirá la puerta a los desafíos. El propio Grabois avisó que si Cristina no es candidata, él intentará encabezar una propuesta unificada o presentará su propia lista.

En las listas seccionales la discusión será incluso más intensa. En los municipios había un principio de acuerdo para respetar la jefatura de los intendentes, que tendrán la tarea de contener en las listas a sus rivales internos. Julián Álvarez, en Lanús, a los dirigentes que responden a Ferraresi. Lucas Ghi, en Morón, a los que conduce Sabbatella. Difícil. Sin mecanismo válido para medir supremacías, en los territorios donde no gobierna el peronismo la idea es recurrir a listas colectoras que sumen a la misma boleta seccional. Esa letra chica se venía conversando en la mesa de tres patas que voló por el aire esta semana. ¿Habrá margen para restablecer la paz? (31-03-25).

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