Política

El discurso del método o el método del discurso

Por Fabián Enzo Barda

René Descartes es considerado el padre de la filosofía moderna. Ha sido uno de los grandes pensadores de la historia. Su influencia sobre el pensamiento y filosofía occidental es innegable, especialmente si tenemos en cuenta su famosa obra “El discurso del método”.

Estuvo muy avanzado a su tiempo, una época en la que Galileo Galilei, un contemporáneo suyo, estaba siendo censurado por las élites religiosas, haciendo que la filosofía cartesiana tuviera, al principio, dificultades para ser siquiera publicada.

René Descartes nació en La Haye, Francia, el 31 de marzo de 1596. Su madre falleció cuando él apenas tenía 13 meses, y su padre, al estar ocupado con su trabajo en el parlamento de Bretaña, apenas tenía tiempo para el joven Descartes, así que su educación cayó en manos de su abuela materna. Tuvo una vida difícil, eso no lo hizo un resentido, ni se reflejó en su pensamiento filosófico.

En 1637 aparecería su famoso “Discurso del método”, presentado como un prólogo de tres ensayos científicos. El libro ganaría una amplia popularidad y muchos lectores cultos se atreverían a enviar cartas a su autor para discutir sobre qué pensaban o posibles errores en el método cartesiano.

En el discurso, Descartes proponía una duda metódica, con la cual debía ponerse en tela de juicio todos los conocimientos de la época. No es que fuera una duda escéptica, dado que estaba orientada en la búsqueda de principios sobre los cuales cimentar el saber, y no la simple crítica hacia todo conocimiento del momento.
Propuso el método cartesiano para todas las ciencias y disciplinas, y consiste en descomponer los problemas más complejos en partes más sencillas, hasta detectar sus elementos más básicos, ideas simples que puedan presentarse como razones evidentes.

El método se basa en cuatro pasos: 1) no aceptar nada que no esté clara y distintamente reconocido como verdadero, 2) descomponer los problemas en problemas parciales, 3) en el pensamiento ir de los fácil a lo complicado y 4) poner en atención a la totalidad.

Descartes creía que todas las ideas deberían tener sus fundamentos en la experiencia y la razón en lugar de la tradición y la autoridad. Su pensamiento se basa en el racionalismo, es decir, en la creencia de que el conocimiento verdadero se basa en la razón y en la lógica y no en la experiencia sensible o en la observación empírica.

Para Descartes, la libertad es la capacidad de autodeterminarse y actuar de acuerdo con la propia razón. Es una facultad infinita que distingue al ser humano de las cosas materiales. La libertad cartesiana se caracteriza por ser un principio de acción moral, se diferencia del entendimiento y del movimiento mecánico de las cosas y es una voluntad poderosa, pero a también ambivalente y caprichosa, por lo que debe ser guiada por la razón.

Luego vendrán Hume y Kant para complicar un poco más las cosas y generar la primera grieta filosófica entre racionalismo o empirismo. Marcan un camino hacia el liberalismo.

Hoy estos filósofos están en plena discusión. Para Saraí Rosario Díaz y Jesús Omar Pineda Nápoles “si bien el liberalismo político reivindica la capacidad y el derecho de los seres humanos de forjar y realizar independiente y voluntariamente sus planes de vida, de elegir según preferencias y de hacerse responsables de sus acciones, lo que está en juego es no sólo la peligrosa concentración del poder político en líderes carismáticos de derecha y de izquierda (Trump, Putin, Maduro, Kim Jong-un, entre otros) que, sin una clara y funcional división y separación de poderes, pueden derivar, e históricamente lo han hecho, en gobiernos autoritarios o totalitarios, sino también en la pérdida de libertad del individuo frente al Estado, un retroceso que Kant llamó: la superación de la culpable minoría de edad.

La sociedad no necesita el cuidado de un padre ni de presuntos líderes que buscan acrecentar y perpetuar su autoridad mediante un rostro paternal de “buena voluntad”, oculto en programas de asistencia social. Es el momento de recuperar la construcción y el fortalecimiento de la democracia como la única fórmula para edificar sociedades más justas e igualitarias, pero es necesario que la población asuma la mayoría de edad en su responsabilidad personal y colectiva, de lo contrario no tendremos el gobierno que deseamos”.

Nada de racional, siquiera liberal tuvo el mensaje del presidente Milei en la inauguración del período de Sesiones Ordinarias del Poder Legislativo de la Nación.

No hubo Discurso del Método sino Método en el Discurso. Imposible catalogar como discurso a una serie de “tweets”, violentos y con escasos datos reales.

En síntesis, reivindicó el ajuste, prometió más motosierra y anunció que en los próximos días enviará un proyecto de ley para que respalden un posible acuerdo con el FMI. Además, aseguró que buscará salir del Mercosur y hacer un tratado de libre comercio con EE.UU. También habló de reformar el Código Penal y las leyes migratorias y eliminar las leyes de cupo.

Exaltó el dudoso superávit fiscal. Volvió a mentir sobre en quien recayó el precio del ajuste. No son comprobables los datos que dio sobre “caída de la pobreza”. Las cifras sobre caída del riesgo país difieren de la realidad. Mencionó que redujeron una gran cantidad impuestos, algo que en efecto se cumplió para el caso de Bienes Personales, transferencias inmuebles, en economías regionales, y la compra y venta de autos de lujo, pero no, como señaló, para el Impuesto País, que en los hechos su aumentó para los servicios de fletes internacionales y las importaciones del 7,5% al 17,5% hasta su finalización por ley del anterior gobierno, además de no continuar con las rebajas al IVA y al Impuesto a las Ganancias promovidas por el gobierno anterior. Y, señalamos, por último, entre otros datos falsos y dudosos, el supuesto crecimiento de la economía del 5,5% del PBI, cuando el propio INDEC midió la caída del 1,8%. De la misma forma, planteó que el gobierno no fijaba el tipo de cambio, algo que en efecto realiza con el dólar oficial mediante el “Crawling Peg” (estrategia del Banco Central que sube el tipo de cambio del dólar oficial en microdevaluaciones diarias) y con los dólares financieros a través de millonarias intervenciones que le están imposibilitando al BCRA acumular divisas, en uno de los principales puntos de fricción con el FMI.

Aun con la gravedad de difundir en un acto tan trascendental en la vida de la República datos de dudosa comprobación lo más grave resulta lo que denominamos la introducción del Método en el Discurso. En este plano hubo un Milei auténtico: violento, autoritario y antidemocrático. Es el método Milei.

Amén de las diatribas, chicanas y descalificaciones recurrentes en una clara demostración de su anclaje en el pasado y en sus propias cuitas no sorprendieron las omisiones. Todo lo contrario, ratificaron el tipo de liderazgo ultraderechista que ejerce el ex arquero de la Quinta División de Chacarita Junior. (Perdón, un olvido: se autopercibió como golero de soccer).

Esas omisiones incluyen la designación de Jueces de la Suprema Corte de Justicia por Decreto en un avance que el único precedente que se encuentra desde la Restauración Democrática es el de su socio/furgón de loca Mauricio Macri. Ni Carlos Menem y su Corte Adicta de mayoría automática trataron de evitar el Parlamento para las designaciones. Nada dijo de $LIBRA, estafa piramidal que promocionó y que, al menos, en los EEUU (país amado y admirado por nuestro Presidente), está denunciado.

Más que nunca importa el contenido y las formas de la República. Si le queda algo de liberalismo en su conciencia sabrá el Presidente que la doctrina liberal fue el punto de partida para el contractualismo y el pacto social, los cuales comparten la idea de la afirmación de los derechos humanos y la lucha por la reimplantación del Estado de derecho.

Analogías aparte estanos en manos del Tercer Triunvirato, Karina, Toto y Javier (por orden de importancia). Tuvimos dos en el pasado cuyo objetivo fue frenar todo carácter revolucionario de los gobiernos surgidos desde mayo de 1810. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia. (03-03-25).

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