«Había que hacerlo», para ser feliz dentro de 40 años
Por Laika Paz / Especial para LA DORREGO
Ni el más avezado dirigente del Partido Comunista Chino, o el más pesimista general soviético de la Segunda Guerra Mundial, se habría atrevido a tanto: pensar a 40 años en un mientras tanto de sufrimiento para su pueblo, en pos de lograr el bienestar (individual, ya no común). Los neoliberales de occidente, de mínima, ni lo hubiesen declarado, una y otra vez…
¿Había que hacerlo? Los votantes de Milei, ¿Realmente votaron por este brutal ajuste de escalada inflacionaria, mucho mayor a la que condenaban? ¿Votaron contra la casta para que se sienten en las sillas de siempre dirigentes que participaron ya del menemismo, la Alianza y el macrismo? ¿Votaron por la Libertad para que el presidente pretenda arrogarse el poder absoluto de las decisiones institucionales de toda una Nación?
Difícil de responder, pero podríamos intentar analizar ciertos aspectos, al menos:
Buscando Razón
Alejandro Horowicz, ya hace varios meses, viene planteando que Milei es una válvula de escape de la sociedad, pero fallada, para que termine de explotar todo y comience un reinicio, un nuevo post 2001.
Votar a conciencia, o no, el estallido que tanto pregonó LLA en campaña, pero para arrancar nuevamente desde cero una vez que todo se vaya al demonio de la mano del tan anunciado shock.
¿Votar para que todo se vaya al demonio? ¿Cómo puede ser esto? Hay un cóctel explosivo que lo explica: Macrismo + Albertismo. El primero, de gran decepción para buena parte de sus votantes (otra buena parte, chochos con los negocios que hicieron). El segundo, de gran decepción para sus votantes, pero también para quienes no lo votaron y esperaban firmeza contra ese poder encargado de enriquecerse a costa del trabajo de una. La pandemia no es excusa, fue una enorme oportunidad desperdiciada, al igual que el conflicto en Ucrania. La sequía, sólo una muestra de la primerización de la economía argentina que el macrismo se encargó de acentuar y el albertismo, de no revertir. Ejemplo simple, Honda Motor de Argentina comenzó a producir automóviles en el país en 2011, y dejó de hacerlo en 2020. Datos duros, nada más. Pero bien, si la opción a uno parece más de lo mismo ¿Cuál es la salida? Excelente caldo de cultivo para la “casta”, la antipolítica y el anti estado, el individualismo y el arreglate como puedas.
Masa anestesiada
Este individualismo renaciente, producto indefectible de este capitalismo tan nefasto al que nos negamos a abandonar, cala hondo a través de las redes sociales, esas que nos dan satisfacción con cada “me gusta” y fortalecen nuestra opinión de la que no estamos tan seguros o nos incomoda, pero que cada vez nos parece más cierta a medida que esos “me gusta” se acumulan. Las redes son el lugar ideal de la derecha ideológica, por eso la izquierda no prende, no necesita expiar pecados. Las redes son para la derecha, su confesionario, pero ya sin penitencia, ahora, con congratulaciones. Sólo una generación nacida post 2001 en una sociedad que para fines de 2015 logró indigencia cero y el salario en dólares más alto de Latinoamérica, con constante ampliación de derechos (votar a los 16), puede darse el lujo de manifestarse públicamente de “derecha” y luchar contra todos esos derechos que la beneficiaron. No vivió una crisis de tales dimensiones. “los tiempo difíciles, generan hombres y mujeres fuertes. Los hombres y las mujeres Fuertes generan tiempos fáciles, los tiempos fáciles generan hombres y mujeres débiles, los hombres y mujeres débiles, generan tiempos difíciles” reza un viejo proverbio de autoayuda.
Atravesando todo límite
Pero además, hay un condicionante en esta ecuación, una constante, diría yo, que es imposible eludir. El peronismo y su némesis, el antiperonismo. Ese pecado original del peronimo, ampliar derechos, desde el estatuto del peón rural en adelante, ha generado un hecho, que no le es exclusivo, pero que sí amplifica como pocos movimientos políticos en la historia lo han hecho: la satisfacción de verlo derrotado, una vez más. Satisfacción de una noche (la de las elecciones), aunque sé que al día siguiente, las cosas estarán realmente mucho peor de lo que estaban. No importa. Bien lo vale. Por eso, este tan mentado “había que hacerlo” de los votantes y promotores de Milei hoy, sobre este brutal ajuste llevado adelante, se refiere más a derrotar al peronismo, otra vez. “Había que hacerlo”. Ya habrá tiempo para el “yo no lo voté”.
Yo no lo haré
¿Había que hacerlo? Desmenucemos ahora números. Copio y pego párrafo de Claudio Véliz en Tiempo Argentino: “Si un déficit primario de 2,5 puntos porcentuales (del PBI) es presentado como una catástrofe para Argentina, al menos debiéramos saber que el promedio de las economías avanzadas es de 6,2 %; el de los países emergentes, de 3,5 %; el de la Zona Euro, de 4,2 %; el de EE UU, de 8,5 %; el de Japón, de 7 %; el de Brasil, de 5,8 % y el de Colombia, de 6,4 % (Fuentes: CELAG y FMI). En ninguno de estos casos, muchísimo más “graves” que el nuestro, se aplicaron medidas recesivas, desprotectoras y desreguladoras como las que ya están arrasando con nuestra población.” (https://www.tiempoar.com.ar/ta_article/aislados-del-mundo-esta-vez-si/). Bajo ningún punto de vista, ni económico, ni político, el tremendo ajuste que estamos sufriendo hoy como sociedad, más el retroceso impuesto en materia de derechos y protecciones, sustenta un futuro éxito en el desarrollo humano de la sociedad que conformamos. No somos ni una sociedad ni un país decadente, más bien todo lo contrario. Pertenecemos a un país que supo desarrollarse académica, jurídica y tecnológicamente, en muchos aspectos, a la vanguardia internacional. Esta vanguardia es la que molesta al poder económico, que como sociedad, nunca supimos contrarrestar, fragmentar y desconcentrar. Lo vivimos en nuestro pago chico campero. Cada vez son menos los productores y más grandes las empresas que administran y explotan los campos. Quien promueve la desregulación económica sólo beneficia a ese poder concentrado, nunca a los pequeños productores, hoy denominados “emprendedores”, que indefectiblemente deberán unir fuerzas, cooperar entre sí, para poder resistir los embates del oligopolio monopólico que expolia las posibilidades de desarrollo de nuestro pueblo con cada gobierno que no les impone restricciones.
Víctimas del vaciamiento
Tenemos aún la oportunidad de una salida distinta a las planteadas en el ballotage. Una que le diga definitivamente no a los condicionamientos del FMI, que se funda en alianzas con lo que hoy se denomina Sur Global, sur conformado por países que como el nuestro, aunque nos cueste admitirlo, no pertenecen a ese occidente colectivo que no ha parado de enriquecerse a costa de nuestro empobrecimiento. Pero esa oportunidad no es de a uno, no es individual. Es colectiva, en sociedad. Cooperando, con un estado fuerte, presente, que sea el que garantice los derechos que tratarán de arrebatarnos. El estado somos nosotros, no es una entelequia. Es cada camino rural, cada semáforo, cada jardín de infantes, cada enfermera, cada km de red eléctrica, cada recolector de residuos. ¿Cómo es posible siquiera pensar, que podemos ser una sociedad más desarrollada, con un estado más chico? Tomémonos unos segundos y googleamos al menos, si los países que denominamos “serios”, tienen estados pequeños y desregulados…e imitémoslos. (05-01-24).