Nota de Clarín a Gustavo Thiessen: De 5.000 a 70.000 hectáreas: así llegó el maíz tardío al sur bonaerense
El productor y asesor Gustavo Thiessen es pionero en la siembra de maíz tardío en el sur de la provincia de Buenos Aires, concretamente en la localidad de Coronel Dorrego, una zona con fuertes limitantes productivas por la escasez de lluvias y suelos poco profundos con poca capacidad para almacenar agua. Gracias a sus ensayos con siembras de baja densidad, el cereal hizo pie en la región y pasó de ocupar 5.000 a 70.000 hectáreas entre 2008 y 2015.
En 2006 fue cuando Thiessen tuvo el primer contacto con el maíz, con un sistema clásico de alta densidad (60.000 plantas por hectárea) y siembras tempranas (principios de octubre) y fertilización fuerte. “Al tener semejante carga de plantas, de las 320 hectáreas solo cosechamos 80, el resto se cocinó. Al año siguiente, con la misma superficie y la misma carga de plantas, tuvimos una helada alrededor del 10 de noviembre que quemó la parte aérea de las partes bajas del lote, con una mortandad de unas 10.000 plantas. El cultivo resurgió pero quedaron dos fechas, una temprana y otra tardía. La temprana terminó rindiendo 1.500 kilos pero la tardía dio 8.000. Primer puntapié: el maíz debería ser tardío”, relató en un panel del Congreso de Maíz Tardío que se está desarrollando desde ayer de forma virtual.
El siguiente paso fue empezar a bajar la densidad, sembraron diferentes genéticas en fechas tardías con entre 45.000 y 48.000 plantas por hectárea. Uno de los materiales era un maíz “doble espiga”, que en las mejores zonas les dio un 25 por ciento más de rinde que los otros. El consejo de los desarrollistas fue aumentar la densidad de los otros híbridos, pero ellos decidieron lo contrario, reducir un poco más la cantidad de plantas por hectárea. Actualmente siembran entre 14.000 y 25.000 plantas por hectárea.
En 2012 expusieron los resultados en una jornada técnica en Tres Arroyos y a partir de ahí empezaron a replicar el sistema los grupos CREA, Aapresid y cientos de productores de la región.
“Cuando te encontrás con suelos poco profundos tenés que hacer coincidir la floración con el periodo en que la atmósfera tiene una menor demanda de agua. Cuando sembrás maíz temprano, la floración se da en Navidad, Año Nuevo, cuando la radiación y la demanda de agua están en su esplendor”, explica el productor.
Acoplando una baja densidad a una floración que se dé a fines de marzo se reduce la demanda de agua. En la zona, según la experiencia de Thiessen, los maíces tempranos, aun con buenas condiciones -lluvias en enero- prácticamente no se diferencian en rinde de los tardíos. De esta manera, según Thiessen, “el maíz generó un cambio drástico para bien, pasó de no ser considerado a ser el principal cultivo de gruesa”. Y de la mano del cereal creció la producción de carne, y el movimiento de camiones, y el trabajo para los contratistas…
Así, con ensayos, errores y conocimiento compartido es como suceden los cambios de paradigma en el campo argentino. (Clarín).