Los argumentos a favor y en contra de volver ya a las aulas
Mientras algunas provincias avanzan en la vuelta presencial a clases, todavía persiste un debate acerca de si es conveniente. Cenital ofrece una síntesis de las miradas de uno y otro lado.
Por Florencia Halfon Laksman (*)
Las autoridades educativas provinciales reabren escuelas en varios puntos del país, con criterios compartidos. El gobierno nacional delegó en los gobernadores la facultad de decidir sobre el territorio que les corresponde, después de que los ministros de Educación de todas las provincias, reunidos en el Consejo Federal (CFE), acordaran las pautas a cumplir para que las clases vuelvan a ser presenciales y esto no implique mayores contagios de coronavirus. Gremios docentes consideran que el contexto todavía no está dado para el regreso.
En el momento de mayores contagios y fallecimientos diarios en el país, la biblioteca de académicos, tutores del alumnado y autoridades está dividida, y hay argumentos atendibles en todos los frentes. ¿Es urgente que los chicos vuelvan al aula? ¿Se estigmatiza a los que no tienen conexión? ¿Se puede volver en este contexto?
Radiografía
Las cifras de 2017 del Ministerio de Educación de la Nación indican que, a nivel inicial, asisten cerca de 1,7 millones de alumnos. Hay más de 4,8 millones de estudiantes en primaria y 3,6 en secundaria. Es decir que la Argentina cuenta con más de diez millones de alumnos en las escuelas del país. Apenas el 8,7% del total asiste a establecimientos del ámbito rural.
Cuando se dispuso en marzo el cierre de las escuelas, el Ministerio de Educación de la Nación puso en marcha el programa Seguimos Educando, para que los menores puedan continuar los estudios desde sus casas, con un portal digital de navegación gratuita, programación audiovisual en medios públicos, y cuadernillos con actividades. Pero hay chicos que quedaron desconectados de sus docentes.
Según una encuesta de Unicef, el 81% de los hogares donde viven niños, niñas y adolescentes está en contacto con el sistema educativo y recibe tareas escolares durante el aislamiento social, con algunas diferencias por región: en Cuyo, el 82% recibe tareas escolares todos los días, mientras que en el noreste es del 57%;en el noroeste, 61%.
El informe indica que el 18% de los adolescentes del país no tiene internet en su casa y el 37% no tiene una computadora disponible para hacer trabajos escolares. Entre las familias beneficiarias de la Asignación Universal por Hijo la brecha es más profunda: el 28% no tiene internet y el 53% estudia sin computadora. Los números dicen que tres de cada cuatro adolescentes mantienen contacto con sus docentes. Dicho de otro modo: el 25% de los adolescentes no tiene contacto con sus docentes. También dice Unicef que el WhatsApp es el medio más usado para contactarse con los y las docentes, seguido por las plataformas educativas y sólo el 14% de los que estudian reportó el uso de zoom o videoconferencias.
En agosto, las provincias con baja o nula cantidad de casos comenzaron a abrir escuelas en áreas rurales o zonas sin contagios comunitarios, tras el cierre del 16 de marzo, con previa aprobación del Ministerio de Educación nacional, que ahora dispuso indicadores sanitarios objetivos, basados en el nivel de transmisión, la clase de contagios (importados, por conglomerados o comunitarios), la cantidad de casos diarios por habitante en las últimas dos semanas, y la disponibilidad de camas de terapia intensiva. Así se calcula si una provincia tiene riesgo bajo, moderado o alto de mayor circulación del virus al abrir las escuelas.
Las clases presenciales pueden volver sólo con bajo riesgo. Si hay riesgo moderado, se autoriza a avanzar con “actividades educativas no escolares”, o sea, propuestas artísticas, deportivas, recreativas o de apoyo, que sirven sobre todo para que las y los estudiantes recuperen el vínculo con el sistema educativo y con sus compañeros, en grupos de no más de diez personas, sobre todo al aire libre.
Argumentos para volver al aula ya
Los desconectados
Consultado por Cenital, el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, asegura que “el desafío es promover el regreso a las aulas en todos los lugares que sea posible”. Eduardo Levy Yeyati, decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Di Tella (UTDT) e investigador principal del Conicet advierte: “La urgencia responde a que la educación virtual llegó a una minoría de altos ingresos, mientras que el resto la recibe a medias, en el mejor de los casos. Esto tiene costos irreversibles y regresivos en términos de aprendizaje y de deserción; son la semilla de más pobreza e inequidad”.
Para Trotta, “siempre hay que priorizar a aquellos que han tenido menor nivel de vinculación, como hizo La Pampa con chicos de sectores vulnerados y sectores medios que por su realidad familiar no han tenido la capacidad de establecer un vínculo constante con la escuela”.
Como en la plaza
Yeyati entiende que “los chicos hace tiempo que salen de sus casas a espacios abiertos, más aún los adolescentes, que tal vez sean el costo principal de la cuarentena educativa, considerando que el pico de abandono en el secundario difícilmente se recupere”. Para el especialista, el planteo con turnos y distanciamiento “no representa un riesgo mayor del que enfrentan en una plaza o en un bar”, en aquellos lugares donde eso está permitido.
Otros países
Para Yeyati, “una vez que quedó claro que se sobreestimaron los picos y subestimaron la duración de la pandemia, la mayoría de los países adoptó una estrategia de vivir con el virus hasta la vacuna. Eso se reflejó en un distanciamiento intermitente que incluyó la apertura de escuelas en la mayoría de los países europeos, a veces selectiva según el nivel (Oceanía o Canadá), con frenos inmediatos en casos de aceleración (Israel), con el criterio de abrir todo lo que se pueda para atenuar el costo socioeconómico y contener los brotes. En la Argentina, se adoptó el criterio opuesto, cerrando todo, aun en áreas sin circulación del virus”.
José Thomas, director general de Escuelas de Mendoza, provincia con zonas que superan el 80% de ocupación de camas de terapia intensiva y unos 15mil alumnos sin ninguna conexión con los docentes, considera que hay que buscar un equilibrio: “Lo que se ve en otros países es que se busca mantener la salud general y emocional de los chicos, teniendo en cuenta que la educación es trascendental. Tenemos que convivir con esta pandemia un tiempo más, así que hay que lograr que tengan educación y puedan socializar con sus pares, mientras cuidamos la salud de la población”.
Depresión infantil
Padres Organizados es una movida tuitera para plantear la necesidad de ese grupo de que sus hijos vuelvan a las aulas. En un posteo reciente, se lee: “Cada vez nos llegan más testimonios sobre la situación de los chicos que cursan el último año del secundario. Estudiantes deprimidos que ven que quedan solo dos meses y no van a poder cerrar su ciclo de escolaridad. Cada día que pasa, cuenta”. Al igual que el interbloque de Juntos por el Cambio, proponen declarar la emergencia en educación hasta finales de 2021 para que las provincias reorganicen su calendario escolar. En el mismo sentido, un documento de la Sociedad Argentina de Pediatría concluye que “la vuelta a las escuelas en la modalidad presencial es imprescindible”.
Argumentos para no volver ahora
El contexto
Tucumán, San Luis y Neuquén son algunas de las provincias con semáforo rojo, sin posibilidad de aperturas. Pero hay jurisdicciones que empiezan a mejorar su panorama, como Ciudad de Buenos Aires y conurbano, donde también hay quienes se oponen a abrir escuelas. Córdoba vive su peor momento en cuanto a circulación del virus pero, según cifras oficiales, tiene en vinculación pedagógica al 95% de los estudiantes de primaria y 81% de secundaria, de un total de 670mil. “El Ministerio de Educación de Córdoba privilegia la política de cuidado por sobre el regreso de los estudiantes a la presencialidad”, le dice a Cenital Delia Provinciali, secretaria de esa cartera. La provincia generó en estos meses la web pedagógica Tu Escuela en Casa y estableció criterios para reorganizarla el año que viene.
El traslado
La Ciudad de Buenos Aires, hoy con riesgo moderado, tiene unos 300mil estudiantes, de los cuales 30mil viven en la Provincia de Buenos Aires. Están regresando de a poco los 70mil de séptimo grado y quinto año, con plan de exámenes finales y tareas en enero. En el caso de las escuelas privadas, son sus autoridades las que piden o no la habilitación: ya hay más de 100 autorizadas. “Todo eso implica movilización de familias y trabajadores – dice Angélica Graciano, secretaria general del gremio Unión de Trabajadores de la Educación (UTE)-. Debería involucrar más inversión y personal porque proponen doble tarea: además de clases virtuales, las presenciales. Demandan reconfigurar de un modo arbitrario y sorpresivo, sin anticipación ni pensamiento pedagógico. Se pone en peligro la continuidad pedagógica y a toda la comunidad porque el virus va a circular y mucho”.
En territorio bonaerense, las clases presenciales solo volverían en localidades con menor o nula circulación del virus, con grupos de no más de seis chicos. Mientras tanto, hay gremios de la Provincia que protestan por las condiciones de trabajo para el plan de Acompañamiento de Trayectorias Educativas y Revinculación, que hoy tiene 15mil inscriptos. También hay jardines rotativos y clandestinos en hogares.
Las condiciones y protocolos
Avisa Graciano que “las condiciones de higiene de las escuelas son muy malas”. Se suma Patricia Pines, integrante del grupo porteño Vacantes para Todxs en las Escuelas Públicas, que cuenta con más de 17mil madres y padres y asegura que, en sus encuestas, cerca de un 98% está en contra del retorno a la presencialidad en este momento por varias razones: que no les explican qué harán con los estudiantes que tengan mala conducta o alguna discapacidad y no permanezcan sentados o respetando distancias; la necesidad de reconfiguran las licencias para quienes tienen que llevar a sus hijos menos horas que antes y además trabajar; la falta de luz o de agua, habitual con altas temperaturas; la falta de protocolos para actuar ante una emergencia; el escaso personal y productos de limpieza; y la ausencia de soluciones si un chico se lastima o se descompone del calor por estar al sol. “Las autoridades no contemplan que las conductas de los menores y los sucesos en grupos escolares son impredecibles y, muchas veces, incontenibles”, dice Pines y protesta porque la decisión no fue debatida con la comunidad educativa.
Salarios
Son muchas las provincias donde los gremios docentes reclaman por su paritaria. La más tensa es Chubut, donde hay un atraso de tres meses en el pago de sueldos y no hay planes de regreso a las aulas.
Otros países
Si bien la experiencia externa puede ser considerada por algunos, como Yeyati, un indicador para favorecer la apertura, hay gremios que la ven también como un ejemplo de los riesgos de abrir y luego cerrar.
El foco en la estigmatización
El interés para que regresen pronto al aula quienes menos conexión tuvieron con la escuela en estos siete meses es, para algunas miradas, una estigmatización que esos chicos sufren y que podría influir en sus compañeros. También se señala que, al darles prioridad, se los expone junto a sus familias a un mayor riesgo de contagio. La pobreza y la exclusión son argumentos a favor y también en contra del pronto regreso a las aulas.
Mariano Narodowski, miembro del Consejo Nacional de Calidad de la Educación, ex ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y actual profesor de la UTDT, celebra los criterios objetivos adoptados y propone “renacionalizar aspectos de la política educativa para recuperar la iniciativa de un proyecto educativo nacional”, aunque sugiere considerar algunas particularidades de la Argentina, como la alta concentración urbana en algunas provincias; los déficits edilicios y de agua corriente y cloacas en escuelas; la superpoblación de algunos establecimientos; los déficits históricos de financiamiento; que en cada uno de los 65 mil establecimientos haya suficiente jabón, toallas descartables, barbijos, termómetros y alcohol en gel; la falta de coordinación política entre Nación y provincias para llegar a consensos que dejen la grieta de lado; y la pobreza en aumento, que generó mayor desconexión durante la educación remota. “Sobre llovido, mojado”, dice.
“Tengo una opinión muy negativa de este nivel de exposición al que someten a los estudiantes a los que habilitan a dar notas en los días de regreso a la escuela. Atenta contra su dignidad, se tapan la cara en las grabaciones. En la escuela se intenta no estigmatizar y no exhibir la condición de pobreza o desigualdad. Son políticas de segmentación de la población estudiantil”, opina Graciano. Para Pines, “se crean así recorridos escolares diferenciados”.
Yeyati opina que “sería similar a pensar que cualquier discriminación positiva (cupos por género o etnias, subsidios condicionados a ingresos o al estado laboral) estigmatiza a sus beneficiarios. Es natural que el Estado invierta más en quien menos acceso tiene, para igualar oportunidades. Y los desconectados pueden optar por no volver a la escuela. Es posible que muchos no vuelvan a clases por la sensación de abandono”.
Narodowski coincide en que “una mirada igualitarista implica priorizar recursos para quienes más se han perjudicado en esta pandemia, que son el 57% de chicos argentinos pobres” y busca calmar los ánimos: “No hay una receta única y todas las opciones deben ser bienvenidas y consideradas, construyendo consenso sanitario, pedagógico y político. Esto implica que, si se retrocede, nadie lo facture políticamente: ante la duda, avanzar es saber retroceder”.
(*) Nota publicada en Cenital.