«Los vecinos no llaman para pedir platos de restaurantes, y menos en este momento»
El pronóstico para algunas actividades económicas es complejo. Y entre los casos más complicados por la cuarentena dispuesta en el marco de la pandemia de Covid 19 figuran dos rubros asociados al turismo: la hotelería y la gastronomía.
En nuestro país, los restaurantes ascienden a aproximadamente unos 30.000, que están en su mayoría cerrados porque solo entre un 5% y un 10% cuenta con servicio de delivery.
Daniel Piñon y su compañera Mariela Pedersen están al frente del tradicional Restaurante Albores, ubicado en San Martín 522.
“Estamos esperando a que pase la cuarentena pero sin desesperarnos porque hay una cuestión de salud de por medio”, admitió Daniel al diario bahiense La Nueva. Y dijo que decidieron bajar las persianas del lugar algunos días antes de que el presidente Alberto Fernández dispusiera el aislamiento social preventivo y obligatorio.
“Veníamos siguiendo lo que pasaba en otros lugares del mundo y la decisión que iban tomando los respectivos gobiernos, resolvimos cerrar porque sabíamos que (la cuarentena) iba a suceder (en Argentina) y también para generar conciencia en la ciudad sobre la seriedad del tema y la necesidad de que la gente empezara a cuidarse”, añadió.
Tras esta determinación ofrecieron delivery durante algunos días, pero al poco tiempo desistieron.
“Que los restaurantes pueden trabajar con este servicio es una fantasía, no sólo acá sino también en ciudades más grandes por varios aspectos”, aseguró.
“En primer lugar está el aspecto económico, pero también hay que considerar que la gente pasa más tiempo en su casa (por el ASPO) y que los platos que pueden ofrecer los restaurantes no son los mismos que los de una rotisería, sin menospreciar a éstos”, subrayó.
“Concretamente los vecinos no llaman para pedir platos de restaurantes, y menos en este momento. La gente está cuidando la plata y hay personas que al tener más tiempo en sus hogares cocina para el resto de la familia, algo que no podía hacer antes por su trabajo. En mi caso, por una cuestión de horarios, casi nunca podía cenar con mi hija y ahora lo estoy haciendo”, dijo.
Luego, admitió que la complicada situación para el sector gastronómico y dio el ejemplo de un primo suyo dueño de un restaurante en Ribeirão Pires, en estado de San Pablo, con 110 mil habitantes.
“Tiene 25 empleados y tuvo que mandar a paro (sic) a 13 de ellos y el resto hace delivery, pero con este servicio apenas puede salvar los gastos”, afirmó.
Piñón es consciente de que las últimas actividades en volver a la normalidad serán aquellos lugares de mayor concentración de personas, incluidos los restaurantes. De todos modos, aseguró que la continuidad de Albores “no corre peligro, salvo que se produzca alguna situación económica muy grave en el país que nos afecte a todos”.
“Sabemos que esto va para largo, pero también que la única manera de cuidarnos es respetando las disposiciones, porque en aquellos lugares del país y del mundo donde flexibilizaron mucho la cuarentena, tuvieron que dar marcha atrás”, completó. (La Nueva.).